MYSTERY TRAIN
Dentro del amplio universo del Rock son muy pocos los estudios de grabación que ostentan con pleno merecimiento el calificativo de míticos. Al margen de las preferencias personales que cada uno pueda tener, no cometeríamos ningún tipo de sacrilegio al afirmar que tan solo unos pocos privilegiados cumplen con estos requisitos que el paso del tiempo se encarga de reafirmar de manera irrefutable. Los "Abbey Road" en Londres, "Chess" en Chicago, Tamla Motown en Detroit... Existen tantos quizás como los dedos de una mano y sin lugar a dudas el "Memphis Recording Service", situado en el 706 de Union Avenue, la "Sun", ocupa un lugar destacado en el podio de honor por méritos propios y por su fundamental aportación a la evolución de la música popular del pasado siglo XX.
"Estar en el lugar adecuado en el momento adecuado". Este sería tal vez el eslogan que mejor definiría la persona de Sam Phillips sin el cual no se puede entender el proyecto de la "Sun". Una década después de la Gran Guerra, un país en plena ebullición y crecimiento ofrecía culturalmente toda una explosión de colorido, mezcla, novedad y belleza que a una mente inquieta como a la de Phillips no le pasó por alto. El único inconveniente a solventar: el color de la piel. Las nuevas tecnologías del momento proporcionaban la posibilidad de almacenar todo aquel caudal de creatividad que para muchos era básicamente "música de negros" en lo que de forma más o menos eufemística calificaban como "Race music" (música de raza).
A Phillips, un visionario, un soñador o simplemente un tipo con las ideas muy claras el contexto social le traía sin cuidado. Montó un estudio para que toda aquella cantidad de emociones no cayera en el olvido y en su empeño nadie le iba a hacer cambiar de opinión ni tan siquiera los sectores más conservadores de la moral ni la sociedad blanca más tradicional.
Empezó grabando a ex convictos de la penitenciaria de Nashville como eran The Prisonaires y su éxito "Just walkin' in the rain", continuó con futuros genios del Blues i del Rhythm & Blues como Howlin' Wolf o B.B. King pero faltaba una pieza para encajar todo aquel rompecabezas. Un elemento capaz de unir en franca armonía todo el potencial de la "Race music" con la herencia blanca más respetuosa.
Esa pieza fue Elvis Presley.
No apareció fruto de la casualidad ni de un golpe de genio tal como algunos cronistas se han obstinado en relatar. Más bien fue el resultado de combinar la intuición con el trabajo y la perseverancia y el amor por la espontaneidad lo que le hizo dar al fin con lo que para muchos se ha catalogado como la piedra filosofal del Rock. Sin olvidar tampoco el factor suerte ni dejar al margen el granito de arena del sexto sentido de una recepcionista llamada Marion Keisker.
En la "Sun" primaba la frescura por encima de la técnica. Los artistas del sello no solían ser destacados virtuosos pero si grandes apasionados de lo que interpretaban. La mayoría de ellos entregaban el alma y el corazón en sus grabaciones y esa era la esencia fundamental que Sam Phillips siempre reclamaba y exigía a sus pupilos. A veces hasta la extenuación.
Técnicamente era un estudio muy limitado. Una pequeña habitación donde se amontonaban músicos e instrumentos y una sala de control en la que un viejo zorro exprimía al máximo las virtudes de sus artistas.
Aquellas paredes claras, las primitivas grabadoras de bovina y el buen hacer de un productor dieron con el sonido que todavía hoy, medio siglo más tarde, sigue cautivando a propios y extraños por la magia que desprende. Un estéreo irrepetible y un eco evocador acabaron por configurar los rasgos diferenciales de una forma de trabajar que marcaría un punto de inflexión en el Rock. Para muchos es el sonido más auténtico de Elvis, tan ajustado a su personalidad que incluso la RCA en su primera sesión de grabación con su nueva estrella trató de imitar infructuosamente dejando abiertas varias puertas de los pasillos de acceso con la vana esperanza de obtener y reproducir el mismo envoltorio final.
La frescura y originalidad de "That's All right", la inocencia y calidez de "Blue moon", la esperanza y timidez de "Tomorrow night", la ironía y picardía de "Good rockin' tonight", la desfachatez y osadía de "Baby let's play house"...Todas ellas conservan aún el espíritu con el que fueron concebidas y todo fan sentirá debilidad por alguna en especial. En mi caso la elección es clara y contundente : "Mystery train". El broche de oro de Elvis Presley y su relación con la "Sun Records". En dos minutos y veinticinco segundos todo un tratado concentrado de Country, Blues, Rhythm & Blues, Rock 'n' Roll e incluso Gospel que me pone los pelos de punta y me envía directamente a la gloria.
Esta extraña sensación y fascinación la he compartido con otros aficionados y la he visto reflejada en obras como la del escritor Greil Marcus ("Mystery train" - Imágenes de América en el Rock 'n' Roll) o en la del realizador cinematográfico independiente Jim Jarmusch que firmó una película suya con este mismo título. Pasa el tiempo, sigo escuchándola hechizado y el grito final de Elvis al término de la canción, alejándose del micrófono y esbozando media sonrisa sigue produciéndome una descarga eléctrica de optimismo y buenas vibraciones difícil de describir en pocas palabras... Muchos artistas se formaron y triunfaron gracias a la "Sun": Roy Orbison, Carl Perkins, Jerry Lee Lewis, Warren Smith, Charlie Rich, Johnny Cash y tantos otros...y en todos ellos encontramos siempre ese denominador común de autenticidad y honestidad que los ha hecho ya inmortales.
Desde una perspectiva más actual, no sorprende que intérpretes contemporáneos como los irlandeses U2 se sintieran atraídos por la llamada de la "Sun". Allí grabaron tres temas de su álbum "Rattle and Hum" ("Angel of Harlem", "Love rescue me" y "When love comes to town"). Si que lo hicieron de forma poco ortodoxa, con un enorme tráiler aparcado en la entrada ejerciendo labores de sala de control pero con los músicos tocando en el interior del estudio.
En la misma línea, bienvenidas sean iniciativas como la de Brian Setzer que hace unas temporadas editó un álbum titulado "Rockabilly Riot! Vol. I" en el que recuperaba parte del catálogo de la "Sun" en lo que prometía ser un primer volumen de un nuevo proyecto del prolífico guitarrista. Dos ejemplos totalmente compatibles con los innumerables discos de homenaje que periódicamente aparecen para celebrar efemérides o aniversarios. En clave poética, se confirma el proceso de germinación de una semilla plantada a mediados de la década de los '50 que regularmente sigue brotando e inspirando a nuevos valores que rinden el justo tributo a un lugar único e irrepetible en la historia de la música popular.
Razón suficiente por la que después de diferentes utilidades y vicisitudes en las que se vio inmerso el local, las autoridades lo declararon desde hace tiempo monumento de interés nacional.
Enero 31 de 2008