EL ESTUDIO “B” DE LA RCA EN NASHVILLE
Saludos y bienvenidos a la segunda estación del viaje a través de los principales estudios de grabación que albergaron a Elvis Presley en su trayectoria musical. Hoy nos apeamos en el Estudio "B" de la RCA en Nashville. Posiblemente el que mejor acogió al "Rey" musicalmente hablando, tanto en cantidad como en calidad.
Cronológicamente es de justicia distinguir las postrimerías de los cincuenta junto a la década de los '60, de la de los '70, ya que en pocos años el carácter musical de Elvis se irá adaptando progresivamente a diferentes cambios estilísticos, unos originados por la misma evolución de las modas junto a su propia curiosidad e iniciativa y otros motivados por obligaciones contractuales. Situado a unas tres horas de automóvil de su campo base en Memphis, Nashville ofrecía la alternativa geográfica idónea para iniciar su nueva etapa con una compañía de difusión nacional una vez desvinculado de la Sun..
Los Cincuenta y los Sesenta.
La primera vez que Elvis pisó los estudios ubicados entonces en un edificio de "Mc Gavock Street" propiedad de la televisión metodista con ánimo musical fue poco después de su vigésimo primer cumpleaños, el diez de enero de 1956. Si bien su primera elección para romper el hielo fue una trepidante versión del "I got a woman" de Ray Charles, en su mente hervía "Heartbreak Hotel". Un tema en el que muy pocos creían, por su ritmo, planteamiento y por el delicado contenido del texto con la temática y polémica del suicidio planeando de forma indirecta. Su cadencia más cercana al blues y con la nostalgia y la tristeza como protagonistas lo convertían en toda una muestra de osadía y atrevimiento para el joven Presley que gozaba de unos parámetros de éxito más o menos definidos en su anterior etapa con Sam Phillips.
Más de uno se tiró de los pelos con el resultado pero cuando el sencillo sobrepasó el millón de copias todas las cabelleras más conservadoras se volvieron a alisar. Si bien en un principio apostaron por la continuidad en el sonido que había encumbrado al joven de Tupelo, tratando incluso de imitarlo infructuosamente, muy pronto el Estudio "B" y Elvis encontraron y forjaron su propia identidad cimentada en diversos factores. El primero de ellos, el magnífico plantel de músicos asociados a la compañía y que eran conocidos popularmente como el "Equipo A". Gente como Hank "Sugarfoot" Garland (guitarra), Floyd Cramer (piano), Bob Moore (bajo), D.J. Fontana (batería), Boots Randolph (saxo) o los míticos Jordanaires (vocales). Responsables de lo que se definiría como "Nashville Sound", un sofisticado estilo en el que primaban las harmonías vocales en conjunción con los instrumentos de cuerda.
El segundo, la aportación de Chet Atkins como responsable del sello en la difícil encrucijada del cambio que supuso para Elvis formar parte de una discográfica de ámbito nacional. A pesar de que entre ellos nunca existió una química especial si que su relación se fundamentó en el respeto y la profesionalidad que ambos se demostraron durante las veces que colaboraron. Estilísticamente hablando, Elvis se mostraba siempre receptivo a nuevas influencias que motivaran y enriquecieran su carrera sin olvidar la fórmula que le había hecho famoso: la mezcla de country & western blanco con el rhythm & blues negro. En noviembre de 1957, el Estudio "B" de la RCA estrenaba nueva instalación (la que todavía hoy se conserva). Unos meses más tarde, en junio del '58, el recluta Presley dejaba testimonio del que para algunos sectores son sus últimas grabaciones de puro rock 'n' roll de donde surgieron clásicos como "I need your love tonight", "A big hunk o'love" o "I got stung". Después emprendería su periplo militar por Alemania.
A su regreso, en marzo del '60 grabará el magistral "Elvis is back!" con el "Equipo A" a pleno rendimiento ofreciendo un formidable cóctel de variedad donde no faltan ninguno de sus patrones incluyendo las baladas, los tiempos medios e incluso el blues (soberbios "Reconsider baby" y "Like a baby". La máquina musical de Nashville parecía perfectamente engrasada y el mítico mosaico de baldosas del estudio de la RCA en la cuna del country no había agotado todavía todo su repertorio de genialidades. Para empezar, la gestación y posterior parto de los dos primeros álbumes de gospel, "His hand in mine" (1960) y "How great thou art" (1966) a sabiendas de lo que la música religiosa significó para una persona como Elvis a lo largo de su existencia.
Tampoco podemos dejar en el tintero trabajos como "Something for everybody" (1961) o "Pot luck" (1962) donde su voz se encuentra para muchos críticos en su mejor momento de forma en cuanto a registro, belleza, dominio de la técnica, modulación y utilización de recursos. De obligada mención es el tema de las bandas sonoras que también se registraron en el Estudio "B". Algunas más afortunadas como "Follow that dream" (1961) y otras con menor gancho creativo como "Kissin' cousins" (1963), "Harum scarum" (1965) o "Clambake" (1967).
Entre tanta amalgama de productividad pequeñas perlas en forma de single como "(You're the) devil in disguise" (1963) o "(Marie's the name of) his latest flame" (1961).
Personalmente, ésta última, creación de Doc Pomus i Mort Suman es la que me transmite una reacción más electrizante. El "riff" de guitarra, el ritmo, la percusión, el piano, los cambios, la voz de Elvis en toda su versatilidad, la melodía...Una sensación que desde pequeño me hacía soñar con poder asistir aunque fuera sentado y en silencio en un solitario rincón a una sesión de grabación de Elvis Presley. Un deseo en parte hecho realidad años después gracias a las publicaciones del sello "Follow that dream" con diversos ensayos del tema en cuestión.
Los setenta.
Es indudable que el "Comeback" de 1968 marca un antes y un después en la carrera musical de Elvis Presley. Un punto de inflexión que también se reflejará en su relación con el Estudio "B" de la RCA en Nashville. Si los sesenta estuvieron presididos por un envoltorio más pop, los setenta se caracterizarán quizá por transmitir un espíritu marcado más por el sello del rock.
Elvis regresó a Nashville después del mencionado especial televisivo y su aventura por los "American Studios" del que hablaremos próximamente. Concretamente lo hizo a principios de junio de 1970 después de prácticamente dos años de ausencia y con un equipo de soporte totalmente renovado. A la producción contó con la dirección de Felton Jarvis mientras que la supervisión técnica recabó en la figura de Al Pachuki. Con ambos estableció una buena sintonía al igual que con una nueva plantilla de músicos de entre los que destacaban: James Burton (guitarra), Norbert Putnam (bajo), Jerry Carrigan (batería), David Briggs (piano) o Charlie Mc Coy (harmónica).
De esta nueva asociación nacerán álbumes como "Elvis Country" (1971), "Love letters from Elvis" (1971), "Elvis Now" (1972) o "Elvis sings the wonderful world of Cristmas" (1971), segunda incursión del cantante en la temática navideña. Precisamente, fruto de la excentricidad o tal vez la extrema profesionalidad, para la grabación de los temas de este trabajo en pleno mes de mayo, Elvis ordenará que el estudio sea decorado con un árbol de Navidad rodeado por diferentes cajas de regalos para que todos los implicados en el proyecto se empaparan más del espíritu navideño.
También los setenta fueron testimonio de la tercera y última aproximación del "Rey" a su estimado gospel con la publicación de "He touched me" (1972) con el que cerrará su trilogía dedicada a la música sacra. La última vez que Elvis Presley acudió al Estudio"B" fue en junio de 1971. Curiosamente, una de sus últimas interpretaciones se centró en el clásico "My way" del que en más de una ocasión había declarado que no le transmitía demasiadas buenas vibraciones ni tampoco excesiva suerte. Fuera como fuese se ponía punto final a tres lustros de relación musical que indudablemente marcaron de forma ostensible la evolución del de Tupelo con un balance más que positivo y con un resultado difícil de igualar por otros estudios.
El Estudio "B" de la RCA en Nashville se convirtió por méritos propios en una especie de meca para innumerables artistas del country que se iniciaron y se consagraron entre sus paredes. Gente como Dolly Parton, Hank Snow, Willie Nelson, Waylon Jennings y un largo etcétera... Su encanto, su decoración y su historia siguen cautivando a la vez que ofrecen su acústica para aquellos que quieran beneficiarse de ella de forma puntual y esporádica ya que oficialmente cesaron su actividad en 1977. Actualmente situados en pleno barrio de "Music Row" donde se concentran la mayoría de discográficas y estudios de la capital del country son de visita obligada junto al museo del género, el "Country Music Hall of Fame" que tras años de estar situados a pocos metros ha trasladado sus paredes y contenidos a una zona más céntrica de la ciudad. Juntos constituyen parte obligada de una visita totalmente recomendable de lo que por méritos propios es historia viva de la población y de su patrimonio musical.
Abril 24 de 2008